domingo, 5 de marzo de 2017

Las empresas productoras de hardware mantienen vínculos con los servicios de inteligencia.

Las empresas productoras de la amplia gama de hardware existente se ubican sobre todo en el primer mundo y mantienen vínculos firmes con los servicios de inteligencia de esos países. Vale la pena ver un ejemplo concreto de hasta qué punto una empresa privada está dispuesta a colaborar aun poniendo en riesgo su propia reputación. 
En 2010, un virus informático al que se bautizó “Stuxnet” afectó máquinas clave utilizadas para el enriquecimiento de uranio en Irán. Estos aparatos usaban un sistema de control de Siemens llamado PCS-7, cuenta Esteban Magnani. Según reveló el New York Times, en enero de 2011 la empresa alemana “cooperó con uno de los principales laboratorios de los Estados Unidos, en Idaho, para identificar vulnerabilidades de los controladores de computadoras que la compañía vende para operar maquinarias industriales alrededor del mundo”. Para decirlo con todas las palabras: Siemens ayudó a los Estados Unidos y a Israel a crear un
gusano informático capaz de sabotear sus propios productos y atacar a uno de sus clientes. Más allá de que alguien considere que esta es una “buena causa”: ¿Qué confianza se puede tener en un hardware hecho por una empresa después de algo así?


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