jueves, 24 de noviembre de 2016

La construcción desempeñó un papel fundamental en la economía entre los siglos X y XIV.

Raoul Glaber , “el Calvo” , fue un monje y cronista borgoñón que vivió (básicamente) durante la primera mitad del siglo XI (murió en 1047).
El cronista borgoñón Raoul Glaber (980-1047) escribe: “Al acercarse el tercer año siguiente al año mil se asistió en casi toda la tierra, pero sobre todo en Italia y en la Galia, a la reedificación de las iglesias; aunque la mayor parte, bastante bien construidas, no tuvieran ninguna necesidad, una auténtica emulación impelía a cada comunidad cristiana a tener una más suntuosa que la de los vecinos. Hubiérase dicho que el mundo mismo se sacudía para despojarse de su ropaje vetusto y se vestía por doquier con un manto blanco de iglesias. Así fue cómo casi todas las iglesias de las sedes episcopales, las de los monasterios, consagradas a toda suerte de santos, e incluso las más insignificantes capillas de las aldeas fueron reconstruidas por los fieles más hermosas que antes”. 
Puente Valentré, en Cahors (1306-1355).
Casa taller artesano.
He aquí el signo exterior más manifiesto del esplendor de la cristiandad que se afianza en torno al año mil. Este gran movimiento de construcción ha desempeñado sin duda alguna un papel fundamental en los progresos del Occidente medieval entre los siglos X y XIV. En primer lugar por su función de acicate económico. La producción al por mayor de materias primas (piedra, madera, hierro), la puesta a punto de técnicas y la fabricación de un instrumental para la extracción, el transporte y el tratamiento de materiales de tamaño y de peso considerables, el reclutamiento de la mano de obra y la financiación de los trabajos convirtió las obras de construcción (y no sólo el de las catedrales, sino también el de las numerosas iglesias de todas dimensiones, edificios de uso civil y económico: puentes, granjas, almacenes y casas de ricos construidas cada vez con más frecuencia en piedra) en el centro de la principal y casi la única industria medieval.

Al acercarse el tercer año siguiente al año mil se asistió en casi toda la tierra, pero sobre todo en Italia y en la Galia, a la reedificación de las iglesias

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