En Rusia,el cristianismo ha experimentado un resurgimiento importante. En 1994, el 30% de los rusos menores de veinticinco años afirmaban haber pasado del ateísmo a creer en Dios. El número de iglesias abiertas en la región de Moscú creció de 50 en 1988 a 250 en 1993. Los líderes políticos pasaron a ser de forma invariable respetuosos con la religión, y el gobierno, a apoyarla. En las ciudades rusas, como informaba un observador en 1993,“el sonido de las campanas de las iglesias llena de nuevo el aire. Cúpulas recién sobredoradas brillan al sol. Iglesias que hace muy poco estaban en ruinas resuenan con un canto magnífico. Las iglesias son el lugar más concurrido de la ciudad”.
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