Emperador Constantino |
Santiago Cantera,medievalista español, prior de la Abadía del Valle de los Caídos, escribe que el emperador Constantino, aconsejado e inspirado por hombres de Iglesia y por laicos cristianos desde el Edicto de Milán del año 313, comenzó a impregnar de ideas cristianas el antiguo derecho romano con elementos como el respeto a la persona y un nuevo espíritu de justicia. Nos encontramos así con normas para impedir coger los bueyes del campesino y protegerle contra las usurpaciones de los propietarios ricos, la defensa de la herencia de los hijos huérfanos de madre frente al padre y la prohibición de marcar a fuego a los delincuentes en el rostro porque este “ha sido formado a imagen de la belleza celeste”. Se acuerda la institución del domingo como día de descanso obligatorio, la condena del rapto de muchachas y de la prostitución de las domésticas de albergue, la protección de los prisioneros contra la brutalidad de los carceleros y de los esclavos contra sus dueños. También el Estado se hizo cargo de la tutela de huérfanos y viudas.
Una medida importante fue conceder a la Iglesia el derecho de asilo, es decir, el reconocimiento de las iglesias como lugares de refugio. Asimismo, se dio a los obispos el derecho de interceder ante los jueces con el fin de obtener la gracia de los condenados, y en este sentido intervinieron en varias ocasiones san Agustín y san Ambrosio. La Iglesia trajo la libertad de los hijos para contraer matrimonio, la influencia de la madre en la educación del hijo, el deber de sustentar a los hijos y también el de los hijos de atender a los padres cuando se hallasen necesitados. La Iglesia condenaba también la venta de los hijos por los padres y el abandono de los niños (los expósitos), algo muy frecuente en la sociedad antigua y que, en realidad, era una consecuencia de la extensión de la patria potestas; muchos de estos niños expósitos solían acabar en la esclavitud, el amancebamiento, la pederastia o la prostitución, por lo cual los escritores eclesiásticos lucharon ardientemente contra ello.
La Iglesia también combatió el aborto, igual que ya lo había hecho la medicina antigua, pues había alcanzado una gran propagación. La legislación sinodal se ocupó del asunto desde comienzos del siglo IV y defendió intrépidamente el derecho a la vida del no nacido. Otro aspecto singular de la influencia cristiana sobre la sociedad fue la abolición de los combates de gladiadores.San Agustín pensaba que la esclavitud era contraria a la voluntad de Dios y opinaba que había surgido por la injusticia y la violencia entre los hombres, pues Dios había creado al hombre libre.
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