Hemos mentido desde el amanecer hasta la noche y por ello tenemos y vivimos en una sociedad hipócrita que antiguamente se llamaba farisea. Los niños, nuestros hijos o nietos deberían de aprender de que la vida no es para nada un cuento de hadas, empezando por ahí. De esta forma forjaríamos hombres y mujeres con capacidad ante las adversidades.
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