Puedes visitar Starbucks en Shanghai, pero Starbucks no es todo Shanghai, ni Shanghai es toda China. El mundo todavía tiene que recorrer un largo trecho antes de que pueda considerársele verdaderamente globalizado, si con esta palabra queremos decir lo mismo en todos lados. El biólogo Edward O. Wilson, escribe que dentro de doce generaciones, aproximadamente, todos los seres humanos seremos iguales, en el sentido de que tanto en Londres como en Shanghai, en Moscú o en Lagos, se encontrará la misma mezcla racial. A medida que este proceso de mezcla racial se acelera, “muchas más combinaciones de color de piel, rasgos faciales, talentos y otras características influenciadas por los genes están surgiendo ahora”. Cada vez se parecerán más unos a otros, en todo el mundo; por otro lado, en algún lugar único, mostrarán una enorme diversidad y nuevas mezclas apasionantes, como podrá corroborar toda persona que disfrute el famoso tibbs etíope en Washington D. C., el sashimi japonés en Amberes o los curries de Bangladesh en Londres. Al igual que la mezcla racial, la integración económica y cultural llevará mucho tiempo. Además, continuamente llegan nuevas ideas y tecnologías. La globalización nunca homogeneizará lo que tenemos; no mientras nuevas ideas estén siempre apareciendo y añadiendo ingredientes nuevos a la lenta batidora de la integración económica. Aquellos que temen a una terrible uniformidad global deben recordar que las nuevas ideas, bienvenidas o no, siempre surgirán más rápido de lo que pueden ser mezcladas,escribe el economista y columnista británico Tim Harford.
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