Santos Juliá, especialista en historia social y en pensamiento político, cuentea que escribir para una publicación periódica es responder a una incitación del momento, presentar una determinada propuesta para un debate en marcha. Cuando habla o escribe para dejar oír su voz en una concreta circunstancia, el intelectual es un retórico que intenta persuadir con la palabra. Desvincular una determinada intervención de su específico contexto impide captar, además de la intención subjetiva del autor, el significado objetivo de su texto; entresacar una frase de un artículo de 1901 y pegarla a otra aparecida años después porque así se supone que se reconstruye el pensamiento o las ideas de su autor implica en el caso de conferenciantes y de escritores de artículos violentar el sentido de lo escrito y obligarlo a servir un propósito ajeno a la situación en la que pretendía intervenir. Significa además prescindir de la experiencia política como factor decisivo del contenido de su relato. Por ejemplo, no tiene ningún sentido aducir un apunte de Machado sobre “Los milicianos de 1936” para demostrar la estima en que los intelectuales del 98 tenían al “pueblo”; la voz “pueblo” adquirió hacia 1930, y sobre todo desde 1936, un significado que no pudieron atisbar en la crisis de fin de siglo los escritores del 98…..El hecho de que el escrito lleve siempre una fecha quiere decir que es incomprensible si no se tiene en cuenta el momento social y la circunstancia política.
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