G. K. Chesterton hablando del matrimonio dice que “solo ignorando hipócritamente un hecho enorme se puede hablar de amor libre; como si el amor fuera un episodio semejante a encender un cigarrillo o silbar una cancioncilla….. está perfectamente claro desde el principio que un hombre no puede ser un amante libre, o es un traidor o es un hombre atado…..paganos y cristianos por igual han considerado el matrimonio como una atadura, algo que normalmente no ha de separarse.
“Los dos tienen que mantenerse juntos para hacerse justicia uno a otro. Si los americanos pueden divorciarse por «incompatibilidad de caracteres», no puedo concebir por qué no se divorcian todos. He conocido a muchos matrimonios felices, pero nunca a uno compatible. El fin del matrimonio es luchar y sobrevivir al instante en que la incompatibilidad se vuelve incuestionable. Pues un hombre y una mujer, como tales, son incompatibles”, añade Chesterton.
“Está bastante claro que la noción de que la mujer no es más que un bonito parásito colgante, un juguete, etcétera, surge a través de la sombría contemplación de algunas ricas familias de banqueros, en las que el banquero, al menos, fue a la ciudad y fingió hacer algo, mientras que la mujer del banquero fue al parque y no fingió hacer nada de nada. Un hombre pobre y su mujer son una sociedad mercantil”, escribe Chesterton.
No hay comentarios:
Publicar un comentario