Cuenta el profesor Joan M. Oleaque que el morbo generado en toda Europa por la muerte de Franco, el fracaso del golpe de estado del 23F y una transición democrática aparentemente correctísima, habían provocado que las miradas de occidente se posasen sobre España. También el mundial de fútbol de 1982, así como las declaraciones de algunas superestrellas de rock internacional a las que les atraía la idea de actuar en las mayores ciudades del país. Las estrategias de la industria discográfica, la información sobre los clubs de Nueva York recogida en las revistas, la resaca mercadotécnica del punk… todo esto llovía con fuerza sobre Barcelona y Madrid.
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