El lobby LGTBI y el feminismo radical suelen utilizar el término “homofobia” contra toda persona que se oponga a la ideología de género. Según la Real Academia Española la homofobia significa “aversión a la homosexualidad o las personas homosexuales”.
“El problema es que a todos aquellos que se oponen a esta ideología de género se les acusa de ser homofóbicos. Es el insulto impuesto más exitoso porque ha sido instalado en la opinión pública y en el lenguaje”, manifiesta Nicolás Márquez. Este abogado y analista político argentino sostiene que oponerse a la ideología de género “no implica, en lo absoluto, que en el marco de la libertad e intimidad, estas personas puedan hacer lo que deseen”. “Se nos acusa de tener una fobia, y la fobia es una enfermedad. No obstante, no existe la homofobia dentro del terreno médico o psiquiátrico. Las fobias están clasificadas en los manuales DSM de psiquiatría y en ninguno existe el concepto de homofobia”, afirma Márquez.
Nicolás Márquez |
Sin embargo, Márquez recuerda que la homofobia es únicamente “un invento ideológico, político, de carácter peyorativo que tiene una función insultante para atacar a todos aquellos que se oponen a la ideología de género”. El término “homofobia” fue introducido por George Weinberg, un psicólogo estadounidense que acuñó el término en 1965 y luego lo inmortalizó en su libro “La sociedad y el homosexual saludable”.
Márquez sostiene que la utilización de la palabra homofobia tiene una particularidad: “No solamente se acusa de padecer una enfermedad, sino que tiene la función de patologizar el pensamiento disidente. Es decir, que todo aquel que piensa distinto a la ideología de género padece una enfermedad”. “La homofobia no tiene ningún tipo de rigor científico, sino una simple función estigmatizante y política”.
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