Para el intelectual y profesor londinense Joseph Pearce una economía compuesta de muchas pequeñas empresas es mejor que una economía compuesta de unas pocas grandes empresas. El mismo principio aplicado a la política se traduce en que una sociedad compuesta de muchos pequeños gobiernos, es decir, gobiernos locales reforzados, es más justa que una sociedad con un único gran gobierno, que siempre estará más alejado de las necesidades de la gente, tanto por su tamaño como por la distancia geográfica. Mientras que el capitalismo concentra la propiedad de los medios en manos de unos pocos empresarios, el socialismo busca concentrar esa propiedad en manos del Estado, lo cual significa, en la práctica, que la propiedad está en manos de unos pocos políticos, en vez de unos pocos empresarios. Tanto en un caso como en el otro, la gente está desprovista de la propiedad de los medios, que es el garante de su libertad económica y política. Chesterton escribió que tener que escoger entre socialismo y capitalismo “es como decir que tenemos que escoger entre que todos los hombres se vayan a un monasterio y que unos pocos hombres tenga harenes”. Hay menos diferencia de la que muchos se piensan entre el sistema socialista ideal, en el que las grandes empresas están dirigidas por el Estado, y el actual sistema capitalista, en el que el Estado está dirigido por las grandes empresas. Ambos sistemas están mucho más próximos entre sí que con respecto al ideal de dividir las grandes empresas en una multitud de pequeñas empresas.
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