Nathanson hace predicciones sobre lo que ya vaticinó con tanta claridad Pablo VI en la encíclica Humanae vitae. Una vez que se pierde el respeto por la vida humana en su comienzo, inevitablemente se llegará a la eutanasia. Pronostica que pronto habrá clínicas que harán negocio con la muerte. "Basándome en mi experiencia con una modalidad similar de paganismo extremo, puedo predecir que habrá empresarios que montarán pequeños y discretos sanatorios para aquellos que deseen morir, o hayan sido persuadidos o coaccionados, o engañados por los médicos... Pero eso no será más que la primera fase. Cuando los tanatorios prosperen y se expandan formando cadenas de clínicas y redes de concesionarios, los economistas tomarán el mando, y recortarán gastos y costes corrientes a medida que aumente la competencia. En su versión final, los tanatorios, reorganizados, eficientes y económicamente intachables, se parecerán más que a ninguna otra cosa a las fábricas de producción en serie en que se han convertido las clínicas abortistas, y,en una fase posterior, a los hornos de Auschwitz". Sin embargo, Nathanson termina el libro con una nota de esperanza en la misericordia, el perdón y la salvación ofrecida por Cristo.
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