domingo, 31 de mayo de 2020

El núcleo del discurso nacionalista es inmune a la crítica



Gudaris
El núcleo del discurso nacionalista es inmune a la crítica porque se trata de una historia, no de una argumentación. Una historia que prolifera, que vive en variantes, que se multiplica en historias generacionales y, sobre todo, individuales; en biografías, es decir, en historias de nacionalistas. Cada una de ellas debe reproducir fielmente el arquetipo de rebelión, sacrificio y derrota del pueblo, porque la historia que cuenta el discurso nacionalista es una interminable sucesión de derrotas. Conquista de Navarra por los castellanos, fracaso de las insurrecciones carlistas, abolición de los fueros, capitulación de los gudaris en Santoña, etc. Cada una trae aparejada una traición que la explica; la del conde de Lerín, la del general Maroto, la de la camarilla del Pretendiente, la de los italianos a los que se entregaron en 1937 los batallones nacionalistas, escribe Jon Juaristi Linacero

Requetés vascos
Frente a este victimismo infinito, añade Juaristi,  que impide que la herida cicatrice y suscita reclamaciones siempre insaciables, la historia académica de los últimos treinta años, sobre todo, la escrita desde el país vasco, ha ido construyendo una visión muy distinta del pasado. Las guerras mencionadas fueron todas, sin excepción, guerras civiles. No hubo tal conquista de Navarra, sino el triunfo de una facción nobiliaria sobre otra, lo que se tradujo en una sustitución de dinastías. Las ciudades vascas defendieron con las armas el liberalismo contra los campesinos carlistas. La derogación de los fueros sólo conmocionó a una minoría que, además, fue incapaz de movilizar a un sector significativo de la población contra esta medida; las élites dirigentes del país se mostraron más que satisfechas con el nuevo régimen de conciertos económicos, y los llamados fueristas cosecharon un fracaso electoral tras otro, hasta desaparecer en pocos años del mapa político de la Restauración. Y es verdad que el País Vasco dio cuarenta mil gudaris al ejército de la República, no lo es menos que aportó a los rebeldes sesenta mil requetés.

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