Josemaría Escrivá proclamaba la igualdad radical entre varón y mujer, pero a la vez rechaza la uniformidad. Ni el varón debe imitar a la mujer, ni la mujer al varón. “Sería una pérdida para la mujer: no porque sea más, o menos que el hombre, sino porque es distinta”. La diferencia es querida por Dios,“no en vano los creó Dios hombre y mujer”.
Como dice Juan Pablo II: “Los recursos personales de la feminidad no son ciertamente menores que los recursos de la masculinidad, son sólo diferentes”
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