Cuenta Flavio Vegecio, escritor del Imperio romano del siglo IV, que los legionarios romanos llevaban el nombre del emperador y la fecha de su alistamiento inscritos en su brazo derecho. La Biblia manifiesta claramente su rechazo a cualquier tipo de intervención visible y duradera sobre el cuerpo humano. “No os haréis rasguños en vuestro cuerpo por un muerto, ni imprimiréis en vosotros señal alguna”, dice el Levítico (19:28). El Deuteronomio reitera esa misma orden (14:1). El cuerpo debe quedar tal y como Dios lo concibió, sin añadidos humanos. El respeto a la integridad del cuerpo es un elemento esencial de la lealtad debida a una Creación a la que nada hay que quitar o añadir.
Tatuaje |
Para el profesor de la Universidad de Estrasburgo David Le Breton la tradición católica, aunque nunca ha impedido completamente el tatuaje, sí ha condicionado notablemente su desarrollo, especialmente en comparación con los países de tradición protestante, especialmente los del Norte de Europa (Países Bajos o escandinavos, Alemania, Inglaterra) o los Estados Unidos, donde el hecho de marcar el cuerpo ha suscitado históricamente menos reprobación que en Francia, Italia, España o Portugal, por ejemplo. El Corán no hace ninguna referencia explícita, si bien considera que alterar la creación de Dios constituye un pecado imperdonable. El respeto a la integridad del cuerpo es una obligación sagrada.
No hay comentarios:
Publicar un comentario