domingo, 15 de septiembre de 2019

La dignidad de la mujer es un noble e importante combate, pero no pasa por la muerte de los niños no nacidos



En octubre de 2014, durante el Sínodo extraordinario sobre la familia, monseñor Paul Bui Van Doc, arzobispo de Hô Chi Minh, señaló a Vietnam como el caso más dramático del mundo. Este país practica 1.600.000 abortos al año, de los cuales 300.000 se llevan a cabo en jóvenes de entre 15 y 19 años. Para el país representa una auténtica catástrofe. En Francia se practican cada año 220.000 interrupciones voluntarias del embarazo, es decir, un aborto por cada tres nacimientos. Dice Robert Sarah que se está librando una guerra declarada contra la vida con medios económicos gigantescos. Es inconcebible que se elimine a tantos niños indefensos en el seno de su madre, con el pretexto del derecho de la mujer a la libertad de su cuerpo. 

Juan Pablo II
La dignidad de la mujer es un noble e importante combate, pero no pasa por la muerte de los niños no nacidos. Juan Pablo II comprendió que esas generosas intenciones ocultaban un auténtico programa de ataque a la vida. 



Cuando veo las asombrosas cantidades que promete a África la Fundación Bill y Melinda Gates, destinadas a aumentar exponencialmente el acceso a la contracepción de mujeres y de niñas solteras, abriendo así la vía al aborto, no puedo sino rebelarme contra una voluntad de muerte, afirma Robert Sarah.

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