lunes, 18 de febrero de 2019

Los norteamericanos no poseen el espíritu que animó a los imperios.

Los norteamericanos han tenido fama de intervencionistas o de poner las manos sobre cualquier trozo geográfico que les gustara económicamente o les disgustara ideológicamente, pero debe aceptarse que en una buena proporción de los supuestos lo han hecho a su pesar. Contra su vocación de quedarse aislados. Lejos de ser belicosos expansionistas, que en nada lo parecen, son ante todo empresarios o,
eventualmente,policías. Nunca muchos clientes son bastantes ni muchos mercados demasiados. Tampoco la delincuencia ideológica o patológica les pillará desarmados. Pero no poseen el espíritu que animó a los imperios ni les atrae la carrera de héroes.

En Estados Unidos a menos que suceda algo muy sonado o se encuentren involucrados el capital, los ciudadanos o las tropas norteamericanas, el periódico o el telediario son noticieros domésticos.

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