miércoles, 13 de febrero de 2019

Profecías

 La Natividad con los Profetas Isaías y Ezequiel
Blaise Pascal decía que la mayor de las pruebas de Jesucristo son las profecías. Es también aquello que Dios ha dado con mayor claridad; porque lo que ha hecho que se cumplieran es un milagro que se extiende desde el nacimiento de la Iglesia hasta el fin. De este modo Dios ha suscitado profetas durante mil seiscientos años; y durante cuatrocientos años más dispersó todas estas profecías con todos los judíos que las llevaban, por todos los rincones del mundo. Ésta fue la preparación para el nacimiento de Jesucristo, cuyo Evangelio tenía que creerse en todo el mundo, para lo cual era necesario, no sólo que hubiera profecías para que se creyera, sino que además estas profecías estuviesen extendidas por todo el mundo, para que todo el mundo abrazara la fe. 

Pero no bastaba con que las profecías existiesen, continua Pascal, era también preciso que estuvieran extendidas por todos los lugares y que se conservaran en todos los tiempos. Y con el fin de que no se tomara esa concordancia por un fruto del azar, tenía que haber predicciones.

Al Mesías le reportaba mucha más gloria que los judíos fueran los espectadores, e incluso los instrumentos de su gloria, además de que Dios les haya preservado. Aunque un solo hombre hubiese hecho un libro de predicciones de Jesucristo, señalando el tiempo y el modo de su venida, y que Jesucristo hubiese hecho verdad tales profecías, el testimonio tendría una fuerza infinita. Pero hay mucho más. Durante cuatro mil años, ha sido una multitud de hombres que, constantemente y sin variación, uno tras otro, anunciaban el mismo acontecimiento.

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