El filósofo Manuel Cruz Rodríguez explica que los hechos de los hombres son buenos en la medida en que proceden de la caridad, que es aquella virtud mediante la cual se ama lo que debe amarse, de forma que cosas de apariencia buena no lo son realmente si no proceden de dicha raíz, en tanto que otras aparentemente duras lo son si proceden de la misma. Es precisamente en ese momento cuando San Agustín deja caer el precepto “ama y haz lo que quieras”. Al que siguen
estas otras palabras: “si callas, callarás con amor; si gritas, gritarás con amor; si corriges, corregirás con amor; si perdonas, perdonarás con amor. Si tienes el amor arraigado en ti, ninguna otra cosa sino amor serán tus frutos”. Esta idea nos proporciona una indicación del lugar absolutamente central que San Agustín concede al amor. No se trata de que el amor legitime cualquier acción, sino de que cualquier acción inspirada por el amor bien entendido tiene consecuencias y frutos positivos.
No hay comentarios:
Publicar un comentario