El médico y psicoterapeuta estadounidense Alexander Lowen observa que si una persona no se siente bien con su cuerpo, sólo puede proyectar la imagen de cómo cree que debe ser su físico. Cuanto más se centra uno en la imagen, menos a gusto se siente con su propio cuerpo. Al final, la imagen demuestra ser tan sólo una pobre máscara que ya no puede esconder la tragedia de la vida vacía que se oculta tras ella.
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