sábado, 1 de julio de 2017

Entre la flaqueza humana y el pecado existe una frontera parecida a la que separa la enfermedad de la muerte.



Jan Dobraczynski escribía que es fácil confundir flaqueza con pecado. Imaginamos que la virtud significa ausencia de flaqueza. Por otro lado, entre la flaqueza humana y el pecado existe una frontera parecida a la que separa la enfermedad de la muerte. No toda enfermedad termina en la muerte, no todo enfermo está condenado a morir. Hay un momento en el que sobreviene la crisis. Este momento es el más importante, dice Dobraczynski. La virtud no siempre está lejos de este punto. A veces se la encuentra al borde mismo. Precisamente allá donde más le cuesta aparecer.


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