León XIII publica en 1882 la encíclica Cum Multa en donde enseña que ningún partido político podía erigirse en representante e interprete exclusivo de la posición católica. El Papa (Leon XIII), cuenta el diplomático y escritor Pablo Zaldívar, al recibir a un numeroso grupo de periodistas españoles, había dado una clara recomendación: “No ofendáis a vuestros lectores con un lenguaje intemperantes, por otra parte, no pongáis la causa religiosa al servicio de un partido político o de un interés de grupo con daño del bien común”.
La Iglesia propiciaba la legitima autonomía Iglesia y Estado, respectivamente, pero sin que ello debiera seguirse la desunión y aun menos el enfrentamiento. Es cierto que en Alemania actuaron resueltamente al integrarse en el partido Centro para defenderse de la kulturkampf, pero las circunstancias eran diferentes. La persecución de los católicos era un hecho, dice Zaldívar, y , por otro lado, el Centro no era un partido confesional sino de inspiración cristiana, y lo componían también no católicos.
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