“La razón dice que de la Nada, nada puede surgir. De ahí que el hombre, quien se siente libre, no podría haber creado su propia libertad. No puede ser su propio creador. La naturaleza puede ser la madre, pero no el padre de la espiritualidad del hombre. Sólo queda una posibilidad con fundamento racional, un poder y una inteligencia capaces de generar la libertad del hombre deben haber creado al propio hombre. La Revelación va más allá de estos argumentos de la razón para afirmar que Dios existe, que es quien recompensa a aquellos que le buscan con diligencia, que Él nos ha creado y no nosotros mismos. Movido por su voluntad salvadora, dejó de ser espíritu puro para entrar en la Historia, de manera incomparable en la persona de Jesucristo. La explicación de la Revelación requiere que a la respuesta de la intuición y la fe se sume el asentimiento de la razón. De todos modos, si los hombres moralmente sinceros contemplan a Jesucristo, no es la razón por sí sola sino la percepción directa que nace en su interior la que les lleva a afirmar que Cristo no es sólo el Hijo del Hombre, tal y como Él se denominó a sí mismo, sino también el Hijo de Dios. Cristo mismo le dijo a Pedro: No te ha revelado esto la carne ni la sangre, sino mi Padre que está en el Cielo.”
El existencialista hastiado de Howard Mumma (pastor de la Iglesia Metodista).
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