La salida de la escuadra francesa el 10 de abril de 1756 para el ataque contra Port Mahon |
Lo que denominamos Guerra de los Siete Años (1756-1763), que Churchill calificó de primera guerra mundial, y que causó alrededor de un millón de muertos en sus diversos escenarios, fue en realidad un conjunto de conflictos que afectaron a la propia Europa, América, África occidental, la India y las islas Filipinas. En el Viejo Continente se enfrentaron dos bandos, uno compuesto por Gran Bretaña, Prusia, Portugal y algunos pequeños estados alemanes contra otro, formado por Francia, Austria, Rusia, España y Suecia. El conflicto, que se había iniciado en América, en una disputa entre colonos franceses y británicos, adquirió una dimensión internacional en Europa con la lucha por la posesión de Silesia entre Prusia y Austria, que comportó un enfrentamiento entre Gran Bretaña, aliada de Prusia, y Francia, aliada de Austria y Rusia, hasta que esta última cambió finalmente de bando. Prusia salió victoriosa y dejó establecida un gobierno de las cinco grandes potencias que dominarían la historia de Europa hasta la Guerra Mundial de 1914-1918: Francia, Gran Bretaña, Austria, Prusia y Rusia. El mayor impacto de la guerra fue el que se produjo en los escenarios coloniales, donde Gran Bretaña consiguió grandes beneficios sobre Francia y éxitos espectaculares contra España, como la ocupación de La Habana. En Norteamérica el resultado más destacable fue la pérdida, por parte de los franceses, de sus territorios en Canadá. En el África occidental la contienda tuvo como protagonistas a los británicos y a los franceses, en disputa por los dos puertos de Senegal, Saint-Louis y Gorée, que, además de servir de punto de embarque para el tráfico de esclavos, facilitaban el acceso a la goma arábiga producida en el interior, un producto muy buscado por su utilidad en la industria textil. El escenario más trascendental desde el punto de vista de la expansión colonial fue posiblemente el de la India. Allí los franceses y los ingleses no buscaban ganancias territoriales, sino que se limitaban a mantener factorías cercanas a la costa y bien defendidas, a la vez que trataban de asegurarse privilegios para el comercio, una actividad en la que la compañía inglesa era muy superior a la francesa por el volumen de tráfico y por unos costes de transporte más bajos.
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