Una clave fundamental para crear una cultura de la innovación es instalar en la sociedad la idea de que el fracaso es muchas veces la antesala del éxito. Hay que enseñarles a los niños, desde muy temprana edad, que los emprendedores más famosos del mundo tropezaron varias veces antes de triunfar, y que el hecho de que fracase un emprendimiento no significa que fracase un emprendedor, escribe Andrés Oppenheimer.
El gran secreto de Silicon Valley es que ha logrado crear una cultura en la que el miedo a perderse una oportunidad es mucho mayor que el miedo al fracaso. Tal como lo señala el profesor Baba Shiv en un artículo publicado por el Stanford Business School News, “Lo que es vergonzoso para este tipo de gente no es fracasar, sino quedarse sentado observando mientras otros salen corriendo con una gran idea”. En ese espíritu, y para tratar de empezar a cambiar la cultura del miedo al fracaso en América Latina y España, Singularity University estaba creando en 2014 varios premios en Buenos Aires, Ciudad de México, Monterrey, Madrid y Barcelona a los “emprendedores que toman riesgos”, independientemente del resultado de sus proyectos. “Nuestro objetivo es celebrar y reconocer a las personas que han tomado grandes riesgos, incluso aquellos que han fracasado, porque en la mayoría de estas culturas el fracaso es castigado. Queremos premiar el riesgo, que es parte de la creación de cualquier nueva empresa exitosa”, manifiesta Salim Ismail, director de relaciones internacionales de Singularity University.
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