Deformando el pasaje de la Sagrada Escritura: el que no ama a su hermano, a quien ve, ¿a Dios, a quien no ve, cómo podrá amarle? (1 Jn 4, 20), se llega a decir que sólo el hombre merece ser amado. Dios sería extraño e inaccesible. Es un nuevo humanismo blasfemo que suele presentarse bajo la apariencia de una defensa de la dignidad de la persona, y pretende suplantar al Creador por lo creado.
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