Estatua de Sabino Arana |
Escribe Julián Marías en su libro España inteligible que “lo catalanisme, de Valentí Almirall (1841-1904) es en rigor nacionalista. En 1886 había escrito España tal como es, donde habla de su bien probado patriotismo catalán, pero dice que “los catalanes son tan españoles como los habitantes de las demás regiones de España” y que “no podemos ser más que españoles”. Por supuesto, el federal Pi y Margall afirma con la mayor energía la unidad nacional de España. Las cosas empiezan a cambiar en 1888 (Exposición Universal de Barcelona) y sobre todo en 1892 (Bases de Manresa, publicación de La tradició catalana del obispo Torras y Bages); desde entonces sí hay un nacionalismo cuya expresión más famosa es La nacionalitat catalana, de Enric Prat de la Riba (1906). Casi simultáneamente se inicia el nacionalismo vasco, llamado inicialmente bizkaitarrismo. Luis y Sabino de Arana habían estudiado en Barcelona, donde se familiarizaron con el nacionalismo catalán, y lo trasladaron al sentimiento vasco y la protesta por la supresión de los fueros, que se expresó en disturbios en San Sebastián en 1893. Al año siguiente se fundó la primera organización nacionalista, presidida por Sabino de Arana, con una extremada declaración de principios, de inspiración tradicionalista, teocrática, racista y manifiestamente separatista.
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