Cuenta el filósofo Darío Sztajnszrajber que en “el Génesis, la creación divina siempre es desde la palabra: “Dijo Dios: hay luz; y hubo luz”. La palabra de Dios es creadora porque Dios es palabra, verbo, idea. La inmaterialidad de Dios lo coloca en una zona ajena a este mundo, y por eso Dios crea hablando, pero con un habla que no tiene nada que ver con la sonoridad material de lo mundano. Dios, que es incorpóreo, crea hablando el lenguaje sagrado, incomprensible para nuestro mundo; en todo caso graficable en una escritura que por eso va a tener eternamente que ser interpretada. Y así como Dios forma con la palabra, en paralelo el ser humano conforma sentido sobre aquello que va a dominar, lo viviente”.
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