Etienne Gilson, filósofo e historiador de la filosofía, en su libro El espíritu de la filosofía medieval escribe que “el prologo del Evangelio de San Juan sugiere que Jesucristo es el Verbo, y el Verbo es Dios. El Evangelio dice que el Verbo ilumina a todo hombre que llega a este mundo; de ahí resulta que debemos admitir, por el testimonio de Dios, una revelación natural de Verbo, universal anterior a la que se produjo cuando, haciendes carne, vino a habitar entre nosotros. Los que han vivido según el Verbo, ya fueran paganos o judíos, han sido, pues, cristianos por definición, en tanto los que han vivido en el error o en el vicio, es decir, contrariamente a lo que les enseña la luz del Verbo, han sido verdaderos enemigos de Cristo desde antes de su llegada. San Justino admite a favor de aquellos una revelación natural que los salva. Sócrates llega a ser un cristiano tan fiel, que no es sorprendente que el diablo hiciera de el un mártir de la verdad, y San Justino no está lejos de decir con Erasmo: |San Sócrates ruega por nosotros!. El cristianismo acepta la responsabilidad de toda la historia anterior de la humanidad, pero también reclama el beneficio. Todo lo mal hecho se ha hecho contra el Verbo, que es el Cristo, toda verdad es cristiana por definición.
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