Con el desmoronamiento del comunismo en la Europa del este, y luego, dos años después, la desintegración de la propia Unión Soviética, mucha gente llegó a la conclusión de que el modelo de democracia capitalista occidental había ganado la partida.Tanto los estados de la guerra como los estados del bienestar de mediados del siglo XX se habían debilitado por una oleada de liberalización económica internacional, liderada por el gobierno de Margaret Thatcher en Gran Bretaña. Europa occidental había mostrado desde la guerra que la integración económica unía a los pueblos y terminaba con las viejas rivalidades militares. Ahora eso parecía estar produciéndose a una escala global, manifiesta el historiador Niall Ferguson.
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