De acuerdo con los últimos cálculos, un joven estadounidense con un relativo nivel de educación puede esperar cambiar de empleo al menos once veces en el transcurso de su vida laboral, y el ritmo y la frecuencia de cambio seguramente habrán aumentado antes de que la vida laboral de la presente generación concluya. La flexibilidad es el eslogan de la época, que cuando es aplicado al mercado de trabajo presagia el fin del empleo tal y como lo conocemos, y anuncia en cambio el advenimiento del trabajo regido por contratos breves, renovables o directamente sin contratos, cargos que no ofrecen ninguna seguridad por sí mismos sino que se rigen por la cláusula de hasta nuevo aviso, dice el filósofo Zygmunt Bauman.
Al hablar con gente golpeada por los actuales cambios en las condiciones de empleo o con temor de serlo, el sociólogo francés Pierre Bourdieu escuchaba una y otra vez que “frente a las nuevas formas de explotación, favorecidas notablemente por la desregulación del trabajo y el avance del trabajo temporal, las formas tradicionales de acción sindical resultan inadecuadas". Bourdieu concluye que los cambios recientes "han roto las bases de la antigua solidaridad” y que el consecuente desencanto “va de la mano con la desaparición del espíritu de la militancia y la participación política”.
No hay comentarios:
Publicar un comentario