Los chavales con un aro en la nariz y el cabello verde esperan encontrar a alguien que no trate de imitar patéticamente su inseguridad, que esté convencido de su posibilidad de pensar con elevación y sea capaz de luchar sin desmayo para abrirles a la aventura del alma más allá de las columnas de Hércules. No tenéis ni idea de lo que son capaces de hacer esos chavales, incluso los que llevan auriculares en los oídos, si les ofrecéis, con la más escrupulosa honestidad intelectual y la pasión más sincera que os sostiene a vosotros mismos, cosas que sabéis de verdad y cosas que creéis realmente que son buenas también para ellos. Sacadles del ingenuo narcisismo de la búsqueda de sí (es ahí donde se hunden) y hacedles frecuentar la mente de los grandes. Así es como uno se vuelve grande. Todo lo demás, antes o después, es tedio, escriben F. Agostini y S. Marchesoni en el libro Dispositivi e affetti. Le passioni tristi tra etica e pedagogia.
No hay comentarios:
Publicar un comentario