La bondad de Dios no quita ni una coma a su justicia. Al final, Dios no hará sino cumplir la voluntad misma de las criaturas. En el cielo están aquellos que aman a Dios ; en el infierno los que detestan la dicha del amor, o sea los que no quieren el cielo; y en el datado de purificación se hallan aquellos que por amor dicen “apártate de mi Señor, que soy un pecador”, escribe el filósofo Robert Spaemann.
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