Un mundo basado en la incertidumbre estructural, en la temporalidad imprevisible, en el a corto plazo, en la pura urgencia, en la renovación continua, en ese mundo, los lazos emocionales de los sujetos no pueden consolidarse, la propia vida carece de una mínima estructura de unidad, la biografía es un agregado deshilachado de la que apenas puede construirse un relato. “¿Cómo puede un ser humano desarrollar un relato de su identidad e historia vital en una sociedad compuesta de episodios y fragmentos? Las condiciones de la nueva economía se alimentan de una experiencia que va a la deriva en el tiempo. Diría que el capitalismo del corto plazo amenaza con corroer su carácter, en especial aquellos aspectos del carácter que unen a los seres humanos entre sí y brindan a cada uno de ellos una sensación de un yo sostenible”,escribe Richard Sennett, sociólogo estadounidense.
Son “vidas líquidas”, en la metáfora de Zygmunt Bauman, unas vidas fluctuantes que han perdido todos los asideros, que se deslizan siempre sobre arenas movedizas, que no cuentan con ningún tipo de sólida seguridad, que sobreviven siempre al borde del riesgo continuo. “En resumidas cuentas, la vida líquida es una vida precaria y vivida en condiciones de incertidumbre constante, manifiesta Bauman.
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