Las escuelas cristianas fueron la base de las universidades que surgieron en la Edad Media. De hecho, esas escuelas tenían su sede en las catedrales, donde están las cátedras o asientos de las autoridades, de ahí el nombre de catedrático para referirse todavía hoy al más alto nivel del profesorado universitario. El método de enseñanza y de investigación en las universidades medievales fueron la lección y la disputa; dos o tres veces al año los maestros realizaban una disputatio en la que respondían a cualquier cosa que se les preguntase. Al principio estas disputas eran públicas y orales, aunque al final del período se desarrollaron por escrito. Mientras en la lección hablaba solo el profesor, la disputa se desarrollaba en forma de argumentación, objeciones, solución y respuesta a las objeciones, donde las objeciones procedían del alumnado universitario (alumni).
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