El periodista Augusto Assía escribía desde Londres el 3 de Mayo de 1942 que “el hecho de que el inglés crea que sus periódicos son un vehículo objetivo de la verdad, imprimiéndole la sensación de que no se le oculta nada (sensación reforzada por la circunstancia de que no solo no esté prohibido escuchar las radios enemigas, sino que casi se incite a oírlas), impide la circulación de rumores, los cuales suelen encontrar su terreno más propicio en el vacío producido por la ignorancia de lo que dice el enemigo; esto en primer lugar. En segundo lugar, convence a los ingleses de que su Gobierno no tiene nada que ocultarles y, por consiguiente, su causa es buena y justa. Además, elimina el temor de las sorpresas. El temor a la sorpresa es el gusano de la moral colectiva en tiempos de guerra. Por su parte, el Gobierno tiene un cuidado esmerado en fomentar el casuismo de que los periódicos ingleses son un instrumento independiente. No existe censura previa y, en principio, todo periódico puede publicar lo que le venga en gana excepto material capaz de ayudar al enemigo”.
“Cuando Mr. Morrison amonestó al diario populachero Daily Mirror, hasta la modosa Cámara de los Lores llegó el oleaje de la indignación contra “este brutal ataque a las libertades heredadas de nuestros antepasados”. Las “libertades heredadas de nuestros antepasados”, en que habíase deleitado el Daily Mirror, incluían haber dicho que “los oficiales ingleses son cobardes porque el ejército los recluta entre las clases elevadas, las cuales hállanse en plena decadencia”, por ejemplo, y haber publicado una caricatura con motivo de la subida del precio del petróleo, que venía a indicar que las tripulaciones de los aljibes morían para que las compañías petrolíferas pudieran obtener más ganancias.”
“Al estallar la guerra, naturalmente la importación de papel, como todas las demás importaciones, quedó concentrada en manos del Gobierno. Pero el Gobierno, una vez que descarga el papel en los muelles británicos, en vez de distribuirlo por sí mismo, lo entrega a una asociación formada por los propietarios de periódicos, a cargo de la cual corre su asignación y distribución, sin que las autoridades intervengan.”
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