El individuo autosuficiente es un personaje penoso. Es el hombre o mujer que habla por los codos, jactándose de sus proezas, reales o imaginarias, repitiendo en su conversación nombres de gente importante a la que asegura conocer, teniendo la solución para todos los problemas. Similar al jactancioso es la persona que siempre trata de atraer la atención hacia él. Otra figura común es aquel que todo lo critica, restando importancia a cualquier plan o idea, a menos que él haya sido el primero en proponerlo. Tales personas son dignas de compasión, porque no son nunca felices. Su conversación y su conducta, entre ridículas e irritantes, son los mecanismos a través de los cuales pretenden defenderse de un sufrimiento que les acucia constantemente. La verdad es que, en el fondo de sí mismos, sufren un acusado complejo de inferioridad e inadaptación, demasiado doloroso como para tolerarlo o enfrentarse con él.
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