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Hitler y Lenin. |
“Lenin no escondió en lo más mínimo lo que debía a los jacobinos; Hitler, lo que debía a Lenin”, señala Jules Monnerot. De todo ello se deriva que intentar absolver al comunismo en nombre de su inspiración profunda, acorde con los ideales de la modernidad, equivale a oscurecer el hecho de que esta inspiración constituye la raíz no sólo de sus crímenes, sino también de los del nazismo, afirma el
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Jules Monnerot |
académico francés Alain de Benoist. Nada es más falso que pensar que, contrariamente al comunismo, el nazismo ha sido un régimen criminal por adecuarse a una ideología exclusivamente propia de él. Por el contrario, su criminalidad proviene de aquella parte de su inspiración que comparte con el comunismo. Es lo que constata François Rouvillois cuando escribe, a propósito del nazismo, que lo que le hace criminal no es lo que le distingue del marxismo, sino muy precisamente lo que comparte con él. Si el marxismo y el nacionalsocialismo, agrega Rouvillois, son igualmente totalitarios, es por lo que les une, es porque ambos provienen de esta modernidad radical que, por sus presupuestos históricos y antropológicos, no podía sino acabar en la pesadilla.
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Alain de Benoist |
Alain de Benoist escribe que “de igual modo que los logros positivos de un régimen totalitario no pueden justificar sus crímenes, o que los crímenes de un régimen totalitario no pueden justificar los de otro, el recuerdo de los sistemas totalitarios no puede hacer aceptar a la sociedad actual en lo que tiene de más destructivo y deshumanizante. No se tiene el derecho de aceptar una suerte injusta, so pretexto de que se podría sufrir otra peor. Los sistemas políticos tienen que ser juzgados por lo que son, no mediante la comparación con otros, cuyos defectos atenuarían los suyos. Cualquier comparación deja de ser válida cuando se convierte en una excusa, cada patología social tiene que ser estudiada por separado”.
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