En el panfleto Contra los judíos y sus mentiras (1543) Lutero invita a la destrucción de las sinagogas: “Sería necesario hacer desaparecer esta doctrina de blasfemos; prender fuego a todas las sinagogas y, si quedara algo después del incendio, recubrirlo de arena y de barro para que no pueda verse ni una teja ni una piedra de sus templos. Que se prohíba a los judíos, bajo pena de muerte, estando entre nosotros y en nuestro suelo, el alabar a Dios, orar, enseñar, cantar”. Hitler recordará esta apelación y hará publicar millones de ejemplares de estos escritos de Lutero, manifiesta el historiador francés Jean Delumeau.
Hay que decir que los excesos de lenguaje de Lutero fueron señalados por sus contemporáneos. Bullinger, que sucedió a Zwinglio en la jefatura de la iglesia de Zurich, habla de “injurias groseras, salvajes e indecentes, de las que ese viejo (Lutero) es culpable”.
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