Uno cree haber tomado una determinación firme, y la cuestión de en qué momento ponerla en marcha parece algo secundario. Lo importante es que ya lo he decidido, se dice uno mismo, de modo que puedo dejar para mañana el comienzo de mi determinación. Pero mañana es un día tan bueno como el anterior para seguir dándole largas al asunto.
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