En el libre mercado, la riqueza solo es producto de las elecciones voluntarias de todos los individuos, en la medida en que las personas se dan servicio entre sí. Pero la posibilidad del subsidio gubernamental permite un cambio, abre el paso a una asignación de la riqueza de acuerdo con la habilidad de una persona o grupo para controlar el aparato del Estado. El subsidio del gobierno crea un proceso distinto de distribución (no una “redistribución”, como alguien se sentiría tentado a decir).
Murray Rothbard |
En primer lugar, dice Murray Rothbard, con los subsidios las ganancias se apartan de la producción y el intercambio y se determinan independientemente. En la medida en que se produce esta distribución, por tanto, la asignación de ganancias se distorsiona alejándose del servicio eficiente a los consumidores. Por tanto, podemos decir que todos los casos de subsidio, añade Rothbard, penalizan coercitivamente la eficiencia en beneficio de los ineficientes. Consecuentemente, los subsidios prolongan la vida de empresas ineficientes a costa de las eficientes, distorsionan el sistema productivo y dificultan la movilidad de los factores de las ubicaciones menos productivas a las más productivas. Dañan significativamente al mercado e impiden la completa satisfacción de los deseos de los consumidores.
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