En el ámbito de la justicia, se tiene la obsesión de saber exactamente lo que pasó para poder resolver cada caso. Incluso ahora, con el avance de la tecnología, se tiende a pensar que se pueden tener más pruebas y saber qué pasó, pero nunca lo sabemos exactamente, opina la filosofa Diana Sperling.
Una corriente de pensamiento jurídico llamada Law & Literature, creada por un pensador judío-norteamericano en el siglo XIX, Benjamin Cardozo, ha desarrollado este tema. Es una escuela de la cual son herederos muchos de los juristas en la actualidad, de hecho, existe y sigue funcionando hoy en día la Cardozo Law School. En esta corriente, los juristas reconocen el vínculo entre lo jurídico y lo literario, en el sentido del rol fundamental que en el proceso judicial tiene la narrativa. Digamos que son relatos que se enfrentan, el relato del fiscal con el del defensor; el testigo de una parte con el de la otra parte. Pero en última instancia la verdad objetiva es inaccesible, porque, como dice Nietzsche, en el conocimiento siempre hay un interés. Es decir que aun en la ciencia, que se cree tan pura, objetiva y desinteresada, hay interés. No en el sentido de una intencionalidad malévola, sino por el hecho de que el que hace ciencia es un sujeto, condicionado de mil modos por su propia circunstancia.
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