lunes, 19 de mayo de 2025

Toda una generación de jóvenes y adolescentes que han crecido con el porno a un click de distancia

Hay toda una generación de jóvenes y adolescentes que han crecido con el porno a un click de distancia. Estos contenidos, encontrados a veces sin querer a edades muy tempranas, configuran la visión del sexo y de las relaciones sentimentales en una etapa muy vulnerable. El contenido que ven los menores no es solo sexualmente explícito, sino que también es machista, violento y mete a los adolescentes en unos auténticos agujeros negros en los que el nivel de agresividad no hace más que aumentar.Todo ello distribuido de manera masiva entre los canales donde los menores están presentes, como las redes sociales o los chats de mensajería, o a tiro de una sencilla búsqueda en internet.
Jorge Gutiérrez Berlinches, director e impulsor de Dale Una Vuelta, lo explica así: “antes el fútbol era gratis y la pornografía estaba codificada, y ahora la pornografía es gratis y el fútbol está codificado”.Un adolescente que reciba información del porno, resume Carola López Moya, “va a pensar que el sexo solamente responde a su propio placer, va a deshumanizar a la otra persona, y va a verse incitado a un consumo compulsivo”.Además, el éxito del porno radica en que siempre promete una experiencia nueva. Para mantener enganchado y excitado al usuario, los contenidos van subiendo de intensidad. Esto provoca mucha confusión y malestar en los adolescentes, que se excitan con algunas imágenes que juzgan como moralmente malas, señala The Light Project.
El porno afecta de manera negativa tanto a mujeres como a hombres, pero tiene un impacto más directo en la cosificación e hipersexualización de las niñas y adolescentes, asegura Nuria Coronado.De hecho, “mientras que los chicos consumen unos contenidos que están diseñados para ellos, a través de los que satisfacen ‘necesidades instintivas’, las chicas se adentran en la pornografía como método para ‘aprender’ qué se espera de ellas”, señala Save the Children. Los datos de The Light Project recogen que el porno se asocia también con una percepción negativa del propio cuerpo en las niñas y con un sentimiento de inferioridad en los chicos, que creen que no están a la altura de lo que ven en pantalla.
Un dato del informe de Save the Children: el 82,1 % de los adolescentes que nunca cenan en familia ha visto pornografía en los últimos 30 días, un porcentaje mucho mayor que el de los que sí suelen reunirse con sus familiares en la mesa.La familia debe asumir el papel que le toca y educar a los menores en una visión de las relaciones sexo afectivas más sanas y alejada de los tentáculos de internet. Los educadores y expertos pueden ser una gran ayuda en esta importante tarea.
Referencia: Aceprensa.

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