domingo, 14 de diciembre de 2025

Siempre habrá desacuerdos en cualquier relación

"Siempre habrá desacuerdos en cualquier relación, pero la frecuencia y la intensidad de estos desacuerdos pueden determinar si un matrimonio durará o no. Los malentendidos, los sentimientos heridos y la ira son frecuentemente el resultado de una mala comunicación. Evitar conversaciones difíciles o discutir sobre el mismo tema una y otra vez sin lograr ningún progreso puede erosionar rápidamente los cimientos de la relación", afirma Raul Haro.El psicólogo John Gottam, con experiencia tratando a 40.000 parejas, manifiesta que el primero de "los cuatro jinetes" que terminan con un matrimonio es la crítica, o lo que es lo mismo, "un ataque al centro del carácter de la pareja" con el que se desmantela "todo su ser”.Otro de los factores que a su juicio erosionan el matrimonio es la actitud defensiva, una estrategia que "casi nunca tiene éxito" pues "es en realidad una forma de culpar a tu pareja y no permitirá una gestión saludable del conflicto”.
Cuando surgen problemas matrimoniales, normalmente no suceden a propósito y mucho menos ocurren cuando los cónyuges son amables, se apoyan el uno al otro y tratan de hacer lo correcto. Sin embargo, siempre pueden surgir circunstancias que "hacen saltar chispas o estallar tormentas". Y se pueden prevenir dice Derek Maul:
1º Ser proactivo y no reactivo. Si se siente querido, los roces serán menores.
2º Ser previsor, pon medidas y estar atentos a las tormentas que puedan venir.
3º Afianzar las promesas, prestar atención, estar atento…
4º No te pongas a la defensiva, admite que tienes errores.
5º Establece protocolos de emergencia."La gestión de crisis salva vidas y también matrimonios. Necesitamos tragarnos nuestro orgullo, asumir la responsabilidad de nuestra parte en las peleas y asegurarnos de que nuestro amor por nuestras esposas siga siendo evidente para ellas en medio de una tormenta”.

Un Estado de derecho bajo un dogma ateísta radical no tiene ninguna oportunidad de sobrevivir

Joseph Ratzinger
Joseph Ratzinger manifiesta que “no toda asociación política o económica que tiene lugar en Europa, es equivalente, como tal, a un futuro europeo. Una mera centralización de las competencias económicas o legislativas puede conducirnos a un acelerado desmontaje de Europa, si, por ejemplo, esta desemboca en una tecnocracia cuyo único rasero radique en incrementar el consumo. De manera inversa, tales instituciones, en un contexto mayor, tienen su valor en calidad de superación del culto a la nación, como partes integrantes de un orden de paz que disfruta en común de los bienes de este mundo.”
“Toda dictadura comienza condenando el derecho como una herejía. Quien lucha por Europa, lucha, por consiguiente, por la democracia, pero en el vínculo indisoluble con la eunomía. Si la eunomía es una premisa de la capacidad vital de la democracia, como oposición a la tiranía y la oclocracia, entonces, a su vez, una premisa fundamental de la eunomía sería el respeto común y vinculante para el derecho público de los valores morales y de Dios. Esto incluye la tolerancia y el espacio para las personas ateas, y no puede tener nada que ver con una obligatoriedad de la fe. Solo que, en cierto sentido, las cosas deberían estar a la inversa de como empiezan a perfilarse en la actualidad. El ateísmo empieza a ser el dogma público fundamental, mientras que la fe se tolera como una opinión privada, con lo cual, a fin de cuentas, deja de ser tolerada en su esencia.”
“A la larga, un Estado de derecho bajo un dogma ateísta radical no tiene ninguna oportunidad de sobrevivir y que, en este sentido, necesitamos una reflexión profunda, tratada como una cuestión de supervivencia. De igual modo, me atrevo a afirmar que la democracia solo está en condiciones de funcionar si la conciencia funciona; también afirmo, dice Benedicto XVI, que esa conciencia se queda sin enunciados cuando no se orienta según la vigencia de los valores morales básicos de lo cristiano, los cuales pueden realizarse también sin adherirse a la fe cristiana, incluso en el contexto de una religión no cristiana."

sábado, 13 de diciembre de 2025

Actualmente los derechos humanos socavan los bienes comunes


Grégor Puppinck, doctor en Derecho, especialista en derechos humanos, derecho internacional y derecho de familia afirma que “para redactar una Declaración Universal de los Derechos Humanos, como se hizo en 1948, es necesario ponerse de acuerdo sobre lo que es digno de protección en el hombre y, por lo tanto, sobre lo que es el hombre. No hay derechos humanos sin una antropología subyacente. Sin embargo, según se considere al hombre según la tradición gnóstica o cristiana, se adopta una visión diferente de sus derechos. En 1948, la Declaración Universal no hizo una elección explícita a favor de ninguna de las dos antropologías; a medida que la sociedad se volvió atea, la antropología gnóstica se fue imponiendo gradualmente en detrimento de la otra.
Los derechos humanos así entendidos deberían llamarse los derechos del individuo contra todos, porque funcionan según el principio liberal e individualista de la primacía del bien particular sobre el bien común. Su propósito es defender por principio la libertad individual indeterminada contra los obstáculos sociales. Estos obstáculos son cualquier cosa que limite la capacidad de los individuos para actuar desde el exterior; no solo los reglamentos públicos y su aplicación por las autoridades, sino también las normas religiosas, sociales y culturales. La familia, con las normas sociales que la definen, se considera el primer impedimento a la libertad individual porque educa y, por tanto, condiciona a la persona.
Desde el punto de vista del juez de derechos humanos, los bienes comunes como la cultura, la salud y la seguridad se analizan de manera negativa, como un límite ilegítimo a la libertad individual. Por ello, actualmente los derechos humanos socavan los bienes comunes y no son capaces de protegerlos como bienes en sí mismos.


¿De qué vale una opinión si no sabes?

John Steinbeck escribe en Viajes con Charley: “Bueno, por ejemplo mi abuelo y su padre… aún vivía cuando yo tenía doce años. Ellos sabían algunas cosas de las que estaban seguros. Si les dabas una pequeña pista estaban bastante seguros de lo que podría pasar después. Pero ahora… ¿qué podría pasar? No sé. Nadie sabe. ¿De qué vale una opinión si no sabes? Mi abuelo sabía cuántos pelos tenía en la barba el Todopoderoso. Yo no sé siquiera qué pasó ayer, no digamos mañana. Él sabía de qué estaba hecha una piedra o una mesa. Yo no entiendo siquiera esa fórmula que dice que nadie sabe nada. No nos queda nada para seguir… ya no hay manera de pensar en las cosas…..Bueno, el hombre ha de tener sentimientos y luego palabras, antes de que pueda aproximarse a lo de pensar. 

viernes, 12 de diciembre de 2025

La cerca de Chesterton


La cerca de Chesterton, que sugiere que nunca se debe destruir algo, cambiar una regla o alterar una tradición si no se comprende porqué se creó en primer lugar. Es, de cierta manera, una llamada a la humildad al criticar y querer reformar desde políticas o instituciones, hasta costumbres familiares, protocolos laborales o líneas de código en programas informáticos. Señala que sin comprender bien qué está pasando, las consecuencias de una acción apresurada podrían terminar siendo mucho peores que las de lo que se pretende reparar.
Aquello de la cerca quizás suene extraño, pero se llama así por la manera en la que ilustró la idea quien la hizo famosa, el escritor inglés Gilbert Keith Chesterton (1874–1936). Cuando no estaba escribiendo o, más tarde, dando charlas por la BBC, le encantaba debatir, y a menudo participaba en disputas públicas amistosas con intelectuales como George Bernard Shaw, H. G. Wells o Bertrand Russell.O bromeaba con ellos. En una ocasión le dijo a Shaw: "Al verte, cualquiera pensaría que una hambruna asoló Inglaterra", a lo que Shaw respondió: "Al verte, cualquiera pensaría que tú causaste la hambruna”.
Pero algo que se tomaba muy en serio era la religión."De la fe anglicana pasó a la católica, que, según él, está basada en el sentido común", contó Borges."Arguyó que la rareza de esa fe se ajusta a la rareza del universo, como la extraña forma de una llave se ajusta exactamente a la extraña forma de la cerradura”. Precisa y curiosamente fue de un libro titulado "El asunto: por qué soy católico" (1929) en el que habló de esa cerca que lleva su nombre.


El colapso de la moral sexual

Chad Ripperger, teólogo y fundador de la Doloran Fathers Society, manifiesta que el 90% los jóvenes de 16 años ven pornografía online, en España uno de cada cuatro lo hacen antes de los 12 años."La falta de virtud hace que sea difícil luchar contra la obsesión. Somos extraordinariamente débiles", afirma. En la pornografía y los contenidos relacionados, no es  raro que sus autores hayan sido "enseñados por los satanistas" para lograr un mayor efecto adictivo.El objetivo principal es impulsar la destrucción del matrimonio mediante el colapso de la moral sexual, dice Chad Ripperger.
Es asombroso incremento de la convivencia extramatrimonial o el adulterio. Ripperger estima que en las últimas cinco décadas, las parejas convivientes  se ha multiplicado por 19. Es decir, las 430.000 que se estimaba que convivían en los Estados Unidos de 1960, eran en 2015 unos 8,3 millones. Las cifras gubernamentales elevan aún más esta cifra, que se habría triplicado en dos décadas, pasando de 6 a 17 millones, lo que supone el 7% de la población adulta total. 
"Cuando Adán y Eva comieron del fruto en el Edén, salieron de la estructura de autoridad de Dios e ingresaron a la estructura de poder de Satanás. A partir de ese momento, todos y cada uno de nosotros fuimos reclutados para esta guerra espiritual”. Pese a lo desalentador de que "incluso la Iglesia parezca estar en crisis”,Ripperger recuerda que "no importa lo mal que se pongan las cosas. Se pondrán mal por un tiempo, pero el infierno no prevalecerá”.


jueves, 11 de diciembre de 2025

Me habían tratado con dignidad


Anchee Min escribe en La buena lluvia sabe cuando caer: “No conocía a Dios, pero comencé a sentir su gracia en América, donde, a pesar de haber sufrido algunas malas experiencias, me habían tratado con dignidad. Por ejemplo, la señora de las telas pintadas a mano, la señora Lueng, se tomó la molestia de negociar conmigo. No me robó ni acabó conmigo como si yo fuera un bicho. La fiel practicante de la parada de autobús me mostró que en aquel país todo el mundo gozaba de libertad. Se le permitía actuar como una loca en la búsqueda de sus propias creencias. A los indigentes, alcohólicos y drogadictos les dejaban deambular por las calles. Al Club Comunista del campus se le permitía existir. Los estudiantes de arte podían quemar la bandera estadounidense y pintar al alcalde en sujetador con toda libertad. Comencé a escribir a mis padres poniendo al final de las cartas un “Con cariño”. Fue el principio de mi transformación. Los niños chinos de mi generación decían: Os quiero, presidente Mao y Partido Comunista de China, pero nunca Te quiero, mamá o Te quiero, papá. Comparé el “capitalismo salvaje” con el “Servir al pueblo en cuerpo y alma” de Mao. Él afirmaba que no tenía ninguna propiedad personal, que no poseía dinero, pero hizo las purgas y robó los millones que quiso. El sistema ferroviario chino se paralizaba cada vez que el tren personal de Mao tenía que pasar. El avión privado de Mao volaba cada vez que él así lo deseaba y aterrizaba en cualquier momento y en cualquier lugar sin previo aviso. Mao era el dueño de China y de sus ciudadanos.”