"Siempre habrá desacuerdos en cualquier relación, pero la frecuencia y la intensidad de estos desacuerdos pueden determinar si un matrimonio durará o no. Los malentendidos, los sentimientos heridos y la ira son frecuentemente el resultado de una mala comunicación. Evitar conversaciones difíciles o discutir sobre el mismo tema una y otra vez sin lograr ningún progreso puede erosionar rápidamente los cimientos de la relación", afirma Raul Haro.El psicólogo John Gottam, con experiencia tratando a 40.000 parejas, manifiesta que el primero de "los cuatro jinetes" que terminan con un matrimonio es la crítica, o lo que es lo mismo, "un ataque al centro del carácter de la pareja" con el que se desmantela "todo su ser”.Otro de los factores que a su juicio erosionan el matrimonio es la actitud defensiva, una estrategia que "casi nunca tiene éxito" pues "es en realidad una forma de culpar a tu pareja y no permitirá una gestión saludable del conflicto”.
Cuando surgen problemas matrimoniales, normalmente no suceden a propósito y mucho menos ocurren cuando los cónyuges son amables, se apoyan el uno al otro y tratan de hacer lo correcto. Sin embargo, siempre pueden surgir circunstancias que "hacen saltar chispas o estallar tormentas". Y se pueden prevenir dice Derek Maul:
1º Ser proactivo y no reactivo. Si se siente querido, los roces serán menores.
2º Ser previsor, pon medidas y estar atentos a las tormentas que puedan venir.
3º Afianzar las promesas, prestar atención, estar atento…
4º No te pongas a la defensiva, admite que tienes errores.
5º Establece protocolos de emergencia."La gestión de crisis salva vidas y también matrimonios. Necesitamos tragarnos nuestro orgullo, asumir la responsabilidad de nuestra parte en las peleas y asegurarnos de que nuestro amor por nuestras esposas siga siendo evidente para ellas en medio de una tormenta”.




























