Solo los débiles de carne y de espíritu abusan de quienes están en situación inferior. Y le aconsejaría que morigerase sus pasiones y domara sus instintos, so pena de verse un día en manos de quien no desea y de quien le profesa animadversión. Pero también le diría que nadie da lo que no quiere dar, por lo que el pecado puede ser más venial de lo que se piensa, escribe Juan Pedro Cosano en El abogado de pobres.
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