El ser humano puede hacer frente a la peor de las situaciones y de que la postura que adopta ante las situaciones en las que se ve arrojado implica una toma de posición libre.
El hombre puede adoptar esta o aquella postura, pero si lo declaramos libre en este sentido, no podremos hacerlo sin declararlo también responsable. Es responsable de sus proezas y también de sus fechorías. Si se me permite decirlo, es susceptible de ser culpable y no estamos autorizados a escamotearle la culpa por nada. Esto sería, precisamente, herir su dignidad humana, escribe Viktor Frankl.
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