Ahora conocemos la llegada del otoño porque quienes madrugan nos cuentan cómo los barrenderos arrastran algunas hojas junto a los bordillos, y la entrada de la primavera porque estornudamos con el polen, y el advenimiento del verano lo descubrimos por la ropa de colores que estrenan nuestros compañeros de trabajo, y el invierno por los adornos navideños de los grandes almacenes. Ya nadie sigue las cuatro estaciones mirando la evolución de un estanque.
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