Para Tzvetan Todorov, Goya no es sólo uno de los pintores más importantes de su tiempo. Es también uno de los pensadores más profundos, al mismo nivel que su contemporáneo Goethe o que Dostoyevski, cincuenta años después. Para sus primeros biógrafos, a mediados del siglo XIX, era evidente, aun cuando su interpretación del pensamiento de Goya fuera superficial. “Mezclaba ideas con sus colores”, escribió Laurent Matheron en 1858. Charles Yriarte incide en el mismo sentido en 1867: “Debajo del pintor está el gran pensador que dejó huellas profundas. El dibujo se convierte en idioma con el que formular el pensamiento”. En cuanto a sus grabados, dice que poseen “el alcance de la más elevada filosofía”.
La imagen es pensamiento, tanto como el que se expresa mediante palabras. Siempre es reflexión sobre el mundo y los hombres. Tanto si es consciente de ello como si no, un gran artista es un pensador de primera magnitud.
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