Según el Alto Comisionado de Naciones Unidas para los Refugiados (ACNUR), a finales de 2023 eran más de 117,3 millones las personas que se encontraban desplazadas a la fuerza de sus hogares. Un número que equivale al 1,5% de la población de todo el mundo. Desde la institución, además, alertan de una tendencia que no ha dejado de crecer en los últimos 12 años, pasando de afectar a una de cada 125 personas hace una década, a una de cada 69 en la actualidad. 43,4 millones de refugiados en todo el mundo (esto es personas que sí han tenido que abandonar tanto sus hogares como sus países de origen). Según ACNUR esta cifra se ha triplicado en la última década. Además, en 2023 solo 1,1 millones de refugiados lograron regresas a sus casas.“Detrás de estas crudas cifras se esconden innumerables tragedias humanas”, ha asegurado el responsable de ACNUR, Filippo Grandi. “El sufrimiento debe impulsar a la comunidad internacional a actuar con urgencia para abordar las causas del desplazamiento forzado”, ha añadido.
Un fenómeno que se ha acentuado en los últimos años especialmente entre la población desplazada por la fuerza es el de la inseguridad alimentaria. Desde la ONG World Vision apuntan a lo que han llamado “recortes en las raciones” que analiza las interrupciones en la distribución de ayuda humanitaria y su efecto, especialmente entre desplazados y refugiados. Según esta entidad, hasta el 68% de las personas dependientes de ayuda humanitaria, y que han sufrido estos cortes intermitentes en su acceso a la misma, aseguran que algún miembro de su familia se había ido a la cama con hambre en las últimas semanas por escasez de alimentos. “El hambre no mata a la gente solo por desnutrición, sino también por enfermedad mental”, ha explicado la directora de Respuesta Mundial al Hambre de World Vision, Mary Njeri.En Alianza Solidaria también identifican esta misma tendencia y aseguran que “la supervivencia es un problema entre los desplazados y refugiados porque la inseguridad alimentaria se ha intensificado en los 5 últimos años, llegando a niveles de pobreza grave en el 90% de la población refugiada”. A esto se añade un clima de constante exposición a la violencia que afecta tanto a adultos como a niños. En este sentido, World Vision ha identificado que el 41% de los refugiados sienten que los niños experimentan ahora más violencia, abusos y abandono en el hogar que antes.
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